jueves, 20 de octubre de 2011

Las Tristes Comparaciones

¿Y porque no lo ha hecho la competencia?

Esta corta expresión me tiene al borde de la histeria profesional. La he escuchado tantas veces que preocupa. Partamos por lo básico. Cuando una empresa quiere innovar en lo general, todo es alegría, se destapan champañas, se vociferan discursos de cómo entraremos en un nuevo ciclo de creación de valor, etc. Todos contentos. Pero cuando empezamos a tratar de generar innovaciones de verdad, empiezan los verdaderos problemas. Entre las grietas de la cultura corporativa surgen el miedo al cambio, la falta de voluntad, la simplificación de escenarios, etc. Muchos profesionales se asustan porque empiezan a perder la ilusión de la paz de la tarde, porque significa aceptar que tienen que reinventarse en un mundo de cambios, entender que haciendo lo mismo no lograremos resultados diferentes, y que lo único que evoluciona por sí mismo en una organización son el desorden, la fricción y el mal desempeño, nunca el valor.

Pero así y todo siempre existen un grupo de majaderos sistémicos que entienden que hay muchas cosas por hacer, que hay mucho oro de muy buena ley aún por explotar, que creen que podemos ganar más, mucho más, como para ponerlo en lenguaje de financistas. Son los mal llamados intraemprendedores, cuya definición quizás calza mejor en una biografía profesionalmente póstuma si es que tuvieron algún éxito que puedan contar, porque en el día a día los apuntamos con los dedos acusadores, son los críticos, irreverentes, genios, soñadores, ingenuos, y un largo etc. de epítetos cargados de mala onda. A veces, solo a veces, ese pequeño grupo de terroristas corporativos logra saltar las vallas que otros les imponen en su camino, vallas de diferentes proporciones y consecuencias, pero siempre con el mismo objetivo: que te caigas, que te duela y que aprendas la lección, y ojalá con escarnio público. Panadero a tus pasteles, y déjame llegar a la casa a ver el partido que transmiten a las 18.30 horas.

Bueno, una de esas vallas que últimamente he visto mucho es esa pregunta ya de lugar común “¿Y porqué esto que tu planteas no se le ocurrió a la competencia?”. Bueno, las respuestas posibles son variadas, partiendo por la más obvia que sería decir “No tengo idea, no trabajo para ellos”. Pero me quiero detener en todo lo que envuelve esa pregunta.

De partida, la misma implica para empezar un reconocimiento tácito de que la competencia lo hace mejor que nosotros, son más hábiles, inteligentes, creativos, como quiera llamarle. Luego, de ser así, para qué estamos en este negocio! O sea si hay otros mejores y siempre aspiraremos a copiar lo que ellos hagan, bajemos las cortinas y nos vamos para la casa! Que falta de amor propio corporativo envuelve a esas personas, que creen que nada bueno puede nacer de nuestro equipo de trabajo? Como pretenden crear valor en una empresa que siempre irá arrastrada tras los mejores, recogiendo las migajas de participación de mercado? En efecto, es posible que se nos haya ocurrido primero a nosotros, porque estamos tan inmersos en ecosistemas híper complejos y diferentes, que los dibujos del futuro que se nos viene no tienen porqué ser iguales, por mucho que estemos en el mismo mercado.

Pero hagamos la pega. Supongamos que a la competencia si se le ocurrió primero. El que no lo haya presentando en sociedad significa acaso que la idea es un fracaso? Desde que se genera una idea hasta que se desarrolla puede pasar mucho tiempo, relativo obviamente al tipo de mercado en el cual estamos inmersos. Entonces puede que ‘ellos’ estén trabajando en lo mismo, y tienen cierta ventaja, pero aún no han logrado desarrollar el nuevo producto. O peor, también es probable que ‘ellos’ se estén preguntando lo mismo que nosotros.

Vamos un paso más allá. Puede que ya tuvieron la idea, la desarrollaron, y fracaso. Eso quiere decir que nosotros también fracasaremos? Quiere decir que nuestra empresa trabaja tan parecido a la otra, tiene los mismos pensamientos y prejuicios, tiene los mismos talentos personales, que irremediablemente obtendremos el mismo resultado en el desarrollo? Habría que ser muy ciego para creer eso, y si lo reconocemos entenderemos que no tenemos porque fallar porque ‘ellos’ lo hicieron. Es una señal, lógico, y hay que tenerla en cuenta. Es más, es un capital de conocimiento importante de internalizar para no cometer los mismos errores, y así aprender y desarrollar un producto mejor.

Al final las empresas de excelencia, que buscan crear valor, que siempre quieren estar arriba de los demás, no es necesariamente porque tengan mejores talentos, porque tengan mayor participación de mercado, o posean mejores ‘laboratorios’ para desarrollar nuevos productos, es porque se lo han propuesto, y se lo han propuesto de verdad, entendiendo que podemos ser los mejores, no necesariamente siendo mejores, sino soltando los prejuicios que nos atan a ideas preconcebidas que en nada ayudan, que solo sirven para mantener el mortal statu quo que degollará sin contemplación a quienes no se sepan adaptar a una sociedad de cambios, una sociedad cuyos episodios de estabilidad son solo la excepción a la regla, un pequeño oasis para respirar, recargar las pilas y seguir construyendo futuro. 

miércoles, 19 de octubre de 2011

Las ERNC 2.0

Planta GemaSolar, TorresolEnergy, España

Un importante giro en las tecnologías de la Energías Renovables No Convencionales (ERNC) se están produciendo en los centros de investigación dedicados a esto, un cambio conceptual altamente interesante para su aplicación como solución a las miles de externalidades que generan los tradicionales sistemas de producción de energía. Parto por explicar a los lectores menos entendidos en la materia, que la generación de energía eléctrica puede reemplazar prácticamente todo tipo de otras energías presentes hoy, como el gas, el petróleo, etc., debido a su mayor facilidad de transmisión, almacenaje y sobretodo porque son más seguras. Todos los elementos que hoy ocupan otros sistemas de energía pueden ser fácilmente reemplazados por sistemas que utilizan energía eléctrica, tal cual muchos de nosotros ya cambiamos nuestras viejas teteras por hervidores eléctricos. Eso hace muy importante los avances en ésta materia. De ahí su importancia.

Pero vamos por parte. Los detractores de las ERNC enarbolan principalmente dos puntos atendibles a la hora de evaluar diferentes formas de producción de energía. El costo y la continuidad del suministro.

El primero y menos relevante desde mi propia perspectiva, es el costo. Menos relevante porque el costo es un tema de tiempo y mercado. Es decir, a mayor demanda de sistemas de generación eléctrica tipo ERNC menores serán los costos en el largo plazo, sumado a que los costos de las tecnologías que se están desarrollando también caerán en el tiempo. Es así por ejemplo que los chinos con su infinita sabiduría están invirtiendo más de mil millones de dólares en centros de desarrollo de ERNC. Ello incidirá notablemente en el desarrollo de sistemas más eficientes que en un plazo hoy desconocido harán caer las barreras financieras para el uso de éstas tecnologías.

El segundo punto y el más relevante desde mi perspectiva, es la incapacidad de los sistemas actualmente en explotación de producir energía de manera constante. De hecho, la mayoría de los sistemas eólicos, solares, geotérmicos y otros solo producen por plazos acotados y muchas veces desconocidos: los eólicos cuando hay viento; los solares cuando hay sol; los geotérmicos dependen de la variación de las presiones geotérmicas para su producción; etc. Y es cierto, es un problema. De hecho muchos entendidos en la materia manifiestan con razón que muchos de estos centros de producción necesitarían de fuentes fijas estables de generación (como centrales termoeléctricas, por ejemplo) para entregar al sistema interconectado energía constante y por ello confiable desde el punto de vista de la distribución a gran escala, si no queremos caer en una ruleta de generación y podamos ‘prender las ampolletas solo si hubo viento’. Independiente que no estoy de acuerdo con ello, el punto es atendible porque para proveer potencia fija y conocida no es posible (o al menos no es rentable) almacenar excesos de producción en baterías, como se hace por ejemplo a escala particular (casas o sectores habitacionales que usan energía solar para abastecerse). Al menos no es posible a gran escala.

Pero este último punto está siendo abordado por desarrollos muy interesantes que he podido observar. Dada la imposibilidad de almacenar energía en baterías convencionales tal y como las conocemos, se ha desarrollado el concepto de batería –concepto por el cual se almacena energía para ser usada en momentos de falta del suministro principal– hacia otros modelos de almacenamiento de energía, de manera tal que dicha energía almacenada pueda seguir produciendo energía ante la falta del suministro principal. Y la explicación es súper simple. Por ejemplo, los paneles de energía solar pueden proveer de una gran cantidad de energía y potencia mientras hay sol, pero si el total de dicha energía no es utilizada por el sistema interconectado central, se pierde. Sin embargo, los excedentes de energía pueden ser utilizados para almacenar energía en otro formato, de manera que cuando no haya sol el complejo pueda seguir produciendo un suministro de energía constante a la red en base a la energía almacenada a gran escala en ese ‘otro formato’, haciendo gala del principio que la energía no se crea ni destruye, solo se transforma. Por ejemplo, las centrales hidroeléctricas con embalses es una forma de almacenar energía para ser utilizada cuando se requiera.

Imaginemos entonces que en el desierto instalamos un sistema de paneles solares que en presencia de radiación solar pueda producir 10 KWH, pero solo inyectamos al sistema 5 KWH. Los 5 KWH restantes podrían ser utilizados para almacenar energía en ‘otro formato’, por ejemplo elevando agua de mar a lagos artificiales de tal manera que, cuando se acaba la radiación solar, podamos seguir produciendo energía a través de centrales tipo hidroeléctricas ¿Muy extraño?

Bueno, en España ya están trabajando en plantas solares que en vez de producir energía eléctrica a través de la celdas solares, ocupan espejos que concentran el calor en un estanque con sales que almacenan dicho calor por más de 25 horas posteriores a la influencia de la radiación solar, calor el cual es aprovechado para producir vapor y generar energía con turbinas, tal cual lo hacen las centrales nucleares. Entonces hablamos de Energía Renovable No Convencional CONTINUA, que no requiere apoyo de centrales tradicionales contaminantes para el mismo efecto. En Suecia trabajan con otro modelo derivado de sistemas eólicos pero instalados en alta mar (imagínense, sin utilizar metros cuadrados de tierra firme), los cuales acumulan la energía de exceso a través de pistones que generan un vacío en los mismos bajo el agua, de tal manera que cuando el viento deja de producir la energía suficiente, el movimiento de los pistones empujados por las presiones ‘submarinas’ continúan generando electricidad.

Chile tiene un exceso de todo tipo de energías, solar, mareomotriz, eólica, geotérmica y de convección, que no estamos aprovechando. Más importante que el cobre mismo, la abundancia de energía eléctrica limpia presente en nuestra geografía y bien aprovechada nos puede llevar mucho más lejos y más rápido al tan manoseado desarrollo. Consideremos que Chile hoy produce una potencia de 16 GW, y solo la energía mareomotriz en nuestra larga costa tiene un potencial de 160 GW. Sumen a ello el potencial del desierto de Atacama, que con 120 kilómetros cuadrados de exposición directa a la radiación solar (solo el doble de superficie de inundación de HidroAysen) podría producir energía eléctrica suficiente para todo el país, sin considerar el resto de las fuentes existentes. Y no estoy exagerando. 


¿Cuándo Empezamos?

viernes, 6 de mayo de 2011

Transparencia Activa, un Mono con Gillete

La iniciativa del Estado de Chile de hacer una gestión transparente es de sentido común loable. Claramente es muy bueno que todos los contratos, sueldos, y otros actos administrativos originados en su gestión estén al alcance de todos, de manera que los ciudadanos tengan acceso a dicha información si creen que algo no anda bien. Sin embargo la denominada transparencia activa, sistema por el cual es el Estado quien presenta dicha información públicamente sin que nadie se la pida, tiene ciertas connotaciones importantes de analizar.

De partida, me parece lógico que quién gestione un acto administrativo desde el aparato estatal, a sabiendas de que el mismo será publicado en Internet, intentará de todas las formas posibles de esconder o no publicar cualquier información que pueda llevar a cualquiera que investigue, deducir que se ha cometido algún ilícito. Es decir, que se publiquen todo tipo de documentos no asegura que TODOS los documentos están publicados, aún cuando la idea de transparencia activa así lo haga suponer. Luego, sería raro encontrar actos ilícitos publicados o, si encontramos algunos, quién los cometió debe irse para la casa más que por fresco, por tonto. Pero no es aquí donde me quiero detener.

Los ministros, subsecretarios, intendentes, seremis, etc., no optan a cargos públicos así como por concurso, son normalmente cargos de confianza y políticos, en donde ellos no solo tienen un trabajo remunerado, sino que además acumulan dividendos políticos según como sea su gestión. Ellos quisieron estar ahí, nadie los obligo. Sin embargo para muchos funcionarios públicos, trabajadores y profesionales que si han postulado a cargos públicos como todos los mortales, es su fuente de ingresos y nada más, y si bien también de una forma u otra quisieron trabajar para el Estado asumiendo todo lo que ello significa (aún cuando para muchos la implementación práctica de la ley de transparencia fue posterior a su ingreso al aparato estatal), no tienen muchas más alternativas. Luego, que sus datos de remuneraciones, contratos sociales según dictan los derechos de los mismos, etc., estén publicados a rasa tabla en Internet, ya no sé si es tan buena idea. Peor aún, si se observa que los mismos registros no tienen un mínimo de seguridad respecto de quién los ve, para qué la requiere, que información confidencial o personal se está publicando, etc., se podría transformar en una poderosa herramienta mundial de espionaje, extorsión, o cualquier acto ilegal que se les venga a la cabeza.

Para ponerlo simple, si una unidad contrata los servicios de sala cuna para un hijo de cualquier funcionario estatal, dicho contrato debe aparecer en Internet por ley. Luego, si alguien lo busca o lo encuentra, tiene todos los datos del hijo, su RUT, y lo más importante, a que sala cuna asiste. Es decir, si han leído mi blog sobre ingeniería social, cualquier maleante que quiera dañar a alguien podría raptarse al hijo de dicha funcionaria desde el sala cuna, solo tratando de convencer a las tías del jardín que tal persona lo envió a retirar al niño por alguna emergencia. Puede que lo vean algo complicado, simplista o exagerado, pero el punto adónde voy es que no entiendo porque los funcionarios del Estado deben estar tan expuestos en sus vidas personales solo por perseguir una idea loable pero con otra objetivo. Es más, el funcionario estatal debe aceptar que todos esos datos sean publicados en Internet porque así es la ley y punto, pero porqué debe aceptarlo su pareja? Imaginen a los padres separados, tienen alguna opción de indicarle a su pareja que no trabajen para el Estado dada esa exposición de los datos personales de sus hijos?

Y el tema es peor. Cuando los datos son publicados en Internet, ya es un camino sin retorno. Aun cuando los mismos sean sacados del sistema, ya sea por caducación del contrato u otro motivo, las copias permanecen por un largo tiempo en los buscadores como Google, y su reproducción es rápida y a escala mundial. Y respecto del riesgo, si bien todo esto es posible pero quizás poco probable, el impacto es infinito, así es que cualquier sistema de cálculo de riesgo encontrará que hoy el Estado de Chile está poniendo en riesgo INFINITO a todos sus trabajadores. Así de simple.

Dudo severamente que esa sea la intención de la transparencia activa. Pero en la práctica así funciona. No se trata de eliminarla, pero si se trata de hacer bien el trabajo, estudiar todos los posibles riesgos a que se ven hoy expuestos sus trabajadores por la idea de hacer más transparente la gestión, y publicar lo meramente indispensable. Es decir, en el mismo caso de la sala cuna, supongo que lo relevante es que tal servicio público contrato a tal empresa, por tal monto y por tal prestación, pero de ahí a publicar datos personales relevantes para la seguridad de las personas, creo hay una negligencia potencialmente criminal en no observar todos los ángulos del asunto. La ignorancia sobre riesgos de Internet de quienes gestionan la transparencia activa no es razón suficiente.

Esto es así y está ocurriendo en este preciso instante, mientras lees este post. Espero las mismas herramientas que mal usadas pueden dañarnos, las puedas utilizar para informar de algo que está sucediendo.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Do the Evolution

Oponerse a la construcción de mega proyectos eléctricos tales como La Castilla o HidroAysén no significa necesariamente estar en contra del desarrollo económico, ser verde o ecologista, ni menos un “hippie de mierda” como dijo alguna vez una funcionaria de la CONAMA. Hay muchas cosas en juego para todos los bandos involucrados respecto de éstos emblemáticos proyectos como para discutir con tanta liviandad respecto de ellos, sobre todo quienes tachan de ignorantes, desinformados o derechamente terroristas verdes a quienes plantean posiciones divergentes. Todas las diferentes visiones y posiciones son constitucionalmente válidas, por lo que la discusión ni siquiera debiera ser un tema meramente administrativo como sugiere la 'institucionalidad ambiental', sino de representación pública, porque todos tenemos derecho a voz y a voto respecto del uso de los recursos en nuestro país. Por ello, valoro de inmediato el esfuerzo del Biministro de Energía en implementar una mesa de diálogo al respecto.

Estamos claros que Chile requiere mayor generación de energía eléctrica. Y se hace más importante hoy con la escases del recurso, la falta de proyectos que comiencen su operación en el corto plazo, y la competitividad de nuestros productos en el exterior. Pero nada de lo anterior es razón suficiente para tomar decisiones apuradas para palear las crisis presentes, porque lo único que demuestra la falta de planificación respecto de la potencia necesaria y la diversificación de la matriz es que curiosamente beneficia a los proyectos más polémicos. Es decir, queda la duda razonable como dicen los leguleyos de que éstas faltas de previsión sean ocasionadas justamente para allanar el camino a proyectos complejos desde el punto de vista del impacto ciudadano. Hace poco dijo el Ministro Golbourne que era poco serio pensar que la híper ventilación de la actual crisis de generación iba a incidir en la aprobación de proyectos polémicos, como los mencionados, porque los mismos entrarían recién en operación en 5 o 10 años más. Es cierto, pero olvido decir el ministro que las aprobaciones de los mismos son ahora, no después, y el mejor caso lo demostró el extraño episodio del cambio de evaluación de impacto ambiental del proyecto La Castilla.

Pero porqué tanto alboroto? En lo personal, porque encuentro que estamos presenciando una negligencia ambiental y sustentablemente criminal al apostar por proyectos cuya mejor inspiración es la rentabilidad económica segura y de corto plazo. Claro, todo proyecto lo debe ser en un país que deja que el mercado planifique su futuro. Pero es fácil decirlo cuando se vive a miles de kilómetros de quienes se verán afectados. Es fácil para los chilenos que vivimos en el centro político y geográfico aprobar con mano ajena estos proyectos, cuando estamos tan lejos de dichas realidades. Es decir, vivimos en regiones que consumen mucho más energía de la que producen, y por ello echamos mano de cualquier cosa que nos sirva y que esté a miles de kilómetros de nuestras casas. Algo de eso hay por ejemplo en las protestas de los vecinos de Colina y TilTil, que se sienten el patio trasero de Santiago, allí donde llega todo lo indeseable de los capitalinos. Entonces, es irresponsable hablar de una intervención en el río Baker para obtener energía hidráulica, si para quienes viven de las bondades de ese río significa la destrucción total de sus estilos de vida, y aunque sean 10 pelagatos los que viven de él, porque si no estamos dispuestos a construir una central nuclear, a carbón o cualquier otra cosa contaminante en Santiago, sería bueno recordar que la caridad empieza por casa. Y peor, ya algunos capitalinos, y con justa razón, están alegando por el centro de estudios nucleares del reactor de La Reina, a consecuencia de lo que hemos presenciado tras el terremoto ocurrido en Japón.

Negligencia criminal porque solo estamos evaluando la rentabilidad económica de corto plazo. Acaso ya nadie se acuerda del viejo dicho ‘Pan para hoy, Hambre para mañana’? Si el carbón y el petróleo son materias primas fósiles, significa que su oferta disminuirá en el tiempo, por lo que su costo aumentará paulatinamente a futuro por cada MW producido o, eventualmente, deberán cerrarse porque se acabó comercialmente la materia prima. Ni hablar de los carteles del petroleo o quizás algún día del carbón. O sea, visto así, es francamente estúpido. Peor aún, "el" proyecto que asegura hoy día el aumento dramático de la oferta eléctrica es la eficiencia energética. No requiere estudios de impacto ambiental, no necesita de grandes inversores ni nada de eso, y más encima es un buen negocio en el mediano y largo plazo para cualquiera que lo impulse en su industria en incluso en sus casas. Solo requiere de voluntad, y bueno sería que el Estado genere incentivos para que esa voluntad se desarrolle, como lo ha hecho en otros episodios históricos, sobre todo considerando los altos ingresos sobre presupuesto que se están obteniendo del alto precio del cobre. Un excelente ejemplo lo lleva adelante el Ministerio de Defensa, gracias al plan que ha impulsado el Ministro Allamand. Pero claro, para las generadoras y las distribuidoras es un mal negocio… y peor negocio para los inversores eléctricos, porque con un precio nudo más bajo sus proyectos ya no son tan atractivos.

Y después de la eficiencia, qué? Hoy en día existe una inigualable oferta de sistemas de generación sustentables (nada verde, cuando digo sustentables digo que sus materias primas siempre existirán y que el principio de generación siempre será posible de ejecutar, lo que no es el caso de las centrales hidroeléctricas, por ejemplo). Tenemos la energía eólica, la mareomotriz, la de convección de aire, la solar, etc., todas ellas con nuevas tecnologías de menor costo de implementación y mayor eficiencia y eficacia. Y en un futuro cercano se sumarán todas las formas de explotación del hidrógeno, gracias a los tremendos avances experimentales que se llevan a cabo en laboratorios de avanzada, que han logrado separar este elemento del oxigeno desde el agua (incluso hasta de la orina!), y agua en el planeta tenemos mucha.

Una de las grandes críticas a las ERNC (Energías Renovables No Convencionales) es la falta de continuidad en la generación, requiriendo de otras fuentes de potencia fija para mantener la oferta constante. Si, el argumento es teóricamente real, pero tan real como estúpido. A mayor diversificación (geográfica y tecnológica) e inversión, menor probabilidad que las fuentes ERNC decaigan al mismo tiempo en la potencia generada, necesaria para alimentar el sistema interconectado. Un sistema estadístico, si claro, tal como las redes de datos Ethernet y TCP/IP que hoy usamos hasta para videoconferencias por Internet en todo el mundo, y que justo hace 10 a 15 años se pregonada su extinsión por el proceso estadístico. Es como jugar a la lotería dirán algunos. Si claro, así como jugamos a la lotería en las bolsas de comercio o con el precio del cobre, nada nuevo para nuestro sistema económico. Curiosamente, en España, el año pasado debieron detener el aporte al sistema interconectado de fuentes eólicas debido a la sobreoferta del sistema, ya que no pudieron disminuir técnicamente el aporte de las centrales nucleares. Exáctamente lo contrario en la práctica a lo que predican los agoreros.

Otra crítica es su alto costo, que es lógico cuando el mercado es pequeño. Si el mercado se desarrolla, los precios bajan. Tan simple como de primer año de universidad. Al respecto, hay personas y empresas dispuestas a pagar por energías “limpias” aún cuando sean más caras, sobre todo por la famosa y bien pensada huella de carbono, ya que les permiten colocar sus productos (o dormir tranquilos) en mercados de mayor consciencia ambiental. En Austin, Texas, se desarrollo un sistema que permite a clientes elegir qué tipo de fuente energética desean, pagando más por KW de fuentes ERNC pero a precio fijo por 20 años. En Chile, muchas industrias podrían generar su propia energía a través de fuentes ERNC gracias a los activos geográficos dispersos en diversas localidades y de bajo uso por metro cuadrado, por ejemplo el caso de las sanitarias. En este último caso, la producción de energía a partir de los residuos de aguas servidas es viable y rentable. En todos los casos, técnicamente consiste en inyectar al sistema interconectado la potencia de las nuevas fuentes, en donde las distribuidoras finalmente hacen el ejercicio de sumas y restas respecto del consumo de los clientes personas o empresas que elijen éste tipo de energía, independientemente de donde se produzcan. Es decir, no es un problema de implementación, simplemente requiere de cambios legales que regulen de forma más inteligente y eficiente la oferta y demanda energética.

La evolución supone hacer las cosas mejor, de manera más inteligente, y de manera que podamos sostener el crecimiento en el largo plazo. De lo contrario, simplemente cambiaremos tanto las condiciones ambientales que como raza no podremos adaptarnos a ellas, y nos extinguiremos como los dinosaurios. Entonces, evolucionemos, pero para desarrollar un mejor lugar para vivir, no para obtener mejores rentabilidades a costa de otros.

viernes, 18 de febrero de 2011

El Dorado

El Dorado, mítica ciudad Inca construida en oro y riquezas de toda índole, siempre ha simbolizado el sueño del hombre de hacer ganancias fácil y rápido. Lo curioso es que la historia está llena de seres humanos que trabajaron muy duro para encontrar esa riqueza fácil, llegando a ser un enorme contrasentido. Los mineros que partieron al oeste norteamericano obnubilados por la fiebre del oro dejaron algo más que sus vidas por nada a cambio. En el clásico del cine “Aguirre, la Ira de Dios” el personaje principal interpretado magistralmente por Klaus Kinski (Aguirre), un soldado español que escucha a los Incas hablar de ésta ciudad perdida, se obsesiona con la posibilidad de la rápida fortuna, llevando al extremo de la irracionalidad su búsqueda... Y claro, quién mejor que Kinski para interpretar esa obsesión.

Pero bueno. Google Earth finalmente nos demostró que dicha ciudad no existe. Teníamos alguna noción de que era poco probable, pero la prueba fehaciente de la foto satelital terminó de aniquilar el sueño de Aguirre. Sin embargo, dicha prueba no fue suficiente para entender que no existe el camino corto hacia la riqueza, que todo tiene un costo. No crean que tal o cual actor que hizo rápida fama por alguna película si encontró ese camino corto, porque todos sabemos lo que significa la fama, sobretodo hoy que ya no puedes ni hurgarte la nariz sin que aparezca una foto de ello en minutos en Internet.

De vuelta a nuestra realidad, y como cualquier estudiante de Ingeniería Civil, entendí que en efecto El Dorado no existía cuando tuve que estudiar ecuaciones diferenciales, integrales múltiples, series de Fourier y otras tantas herramientas espirituales que se suponía usaban los ingenieros de verdad para modelar el mundo. Es decir, se supone que de eso se trataba. Pero ya con varios años de circo en el mundo de las TI, he visto tristemente como cualquier fórmula que sirva, por ejemplo, de métrica para medir un proceso, si lleva cualquier operador que no sean sumas, restas o multiplicación (hasta la división complica), está fuera de la comprensión profesional, rayando en el campo de lo académico. De verdad ha sido dramático. Como postule en mi primer blog Las Organizaciones Ciegas, a nivel de grandes organizaciones tenemos la suerte de poder modelar el mundo de la forma en que queramos (y podamos) más allá de los meros sentidos humanos. Pero la idea de modelar es tratar de acercarse 100% a lo que creemos cómo se comporta la realidad, no tratar de adaptar la realidad a fórmulas simples para no tener que pensar mucho. Y peor aún, estamos hablando solo de conceptos involucrados, porque al final del día quién implementa dichas fórmulas o modelos tampoco son los que deciden, termina siendo la misma gente de TI. El usuario solo debe llenar los datos, pero por lo visto ni para eso nos da. Entonces en que quedó la excelencia técnica ¿?

Particularmente, he recibido todo tipo de comentarios destructivos cuando he postulado modelos ‘complejos’ de la realidad, usando funciones exponenciales, campos vectoriales, dobles sumatorias o integrales múltiples. Está bien, cualquiera que lea esto dirá que me volví loco porque en efecto muy poca gente lo podría entender, pero el tema es que no se trata de entender cómo operan las fórmulas, sino de cómo conceptualmente intentan modelar la realidad multidimensional que nos rodea, en base a los conceptos que dichos operadores promueven. Y al menos los que dicen haber estudiado Ingeniería no me vengan a decir que eso es muy complicado, porque se supone que para eso estamos, para modelar la física, la química y la biología a través del lenguaje de las matemáticas ¡! Si de eso se trata ¡! Pero no, ‘ésta empresa trabaja con personas normales, no con genios’ o ‘apuesto que se trata de un sansano’ he escuchado a mis espaldas. En vez de abrazar lo que podrían ser mejores modelos de una compleja realidad, mejor es empatar hacia abajo, hacia la mediocridad, hacia la ecuación simple que con suerte modela una dimensión. Por último, si no entiendes, al menos acepta que quién tienes enfrente algo sabe del tema, porque la ignorancia no es razón suficiente...

Al final, no creo sea la aversión a las fórmulas complejas las que matan éstas propuestas, es la negación intrínseca que tenemos de negar la realidad multidimensional, tratando de simplificar todo como si fuera una vida simple y lineal. Y está bien, quizás debemos hacernos la vida más simple, pero entonces no tomemos decisiones complejas, porque algo andará mal a la vuelta de la esquina. Y cuando ocurre, alegamos que ‘no era previsible’, que fue ‘fuerza mayor’ o cualquier tontera legal que algún abogado de turno indique. Es decir, me van a decir que en Chile es ‘imposible prever’ sequías como la actual o inundaciones como años anteriores, si vivimos hace muchos años con los fenómenos del niño y la niña en nuestras corrientes oceánicas ¿? Imposible prever el daño de un terremoto sobre las estructuras, si somos un país altamente sísmico ¿?

Si tenemos la educación, conocemos la teoría, tenemos los sistemas y los computadores que pueden hacer los cálculos, lo usamos ¿? "No pues, como se te ocurre". No, eso es negligencia, pura y dura. Es buscar la ganancia fácil. Es buscar El Dorado.

viernes, 21 de enero de 2011

La Delgada Línea Roja

También fue el título de una película, también poco feliz… Pero el concepto es muy potente. Se refiere a aquella frontera legal, moral, social o como quieran llamarle, que separa los actos lícitos de los ilícitos en un concepto amplio, no solo legal. Seamos francos, todos alguna vez hemos traspasado esa frontera, cuando manejamos a más de 120 km/h, cuando nos sacamos un parte con un ‘amigo’, cuando copiamos en un examen, etc. Siempre hay algo que hay que hacer 'a la mala', a lo que debemos recurrir porque sabemos que la vía ‘legal’ no nos sirve y debemos salir si o si del pantano en que nos encontramos. Claro, muchas de esas acciones son completamente inocentes, o ‘mentiras blancas’ como dicen los jóvenes adultos cuando empiezan a criar niños, pero con el tiempo nos vamos acostumbrando a dicha manera de actuar y no nos damos cuenta de donde está esa frontera (o la tornamos inconcientemente muy borrosa para poder dormir tranquilos) y empezamos a creer que todo una justificación válida. Y claro, justamente porque se trata de una ‘delgada línea’ es que vamos olvidando donde estaba demarcada, y cuando ya la cruzaste definitivamente ya no tienes como volver al otro lado de la frontera, lisa y llanamente porque no sabes dónde está.

Entender e internalizar este concepto tiene una importancia enorme, porque quienes no lo practican después andan justificando todo con reduccionismos relativistas o miles de otras formulas dialécticas, aún cuando tienen claro de una u otra forma que está mal, o simplemente no pueden dormir tranquilos. Por eso dicen por ahí que la explicación agrava la falta. Un gran ejemplo es el presentado en la película El Informante, en donde las 7 tabacaleras más grandes de Estados Unidos tiempo atrás declararon no saber si la nicotina inyectada en sus cigarrillos era adictiva, aún cuando tenían plena conciencia de que si lo era, registrado en diversos estudios de sus propios ejecutivos, y de hecho la potenciaban para mejorar las ventas del producto. Para proteger a sus compañías de las potenciales demandas derivadas de la divulgación de dicho conocimiento, hicieron mil y una gestiones para impedir que un ex ejecutivo de una de ellas declarase ante la justicia. No tuvieron piedad para montar una campaña de desprestigio en contra del 'informante', además de amenazas de muerte y otras bainas. Todo por proteger los resultados de sus compañías.

Ser completamente legales en la vida es casi un imposible, creo debemos partir reconociendo eso. No solo por el hecho que es imposible aceptar reglas explicitas e implícitas muchas de las cuales ni siquiera conocemos, sino por toda aquella presión social, familiar y profesional que nos derrumba cuando queremos o tratamos de ser justos y 'legales'. Es cosa de intentar reclamar a un banco, contra un personaje de la vida política, etc., todos sabemos que por las buenas es imposible. Pero ello no es resorte para que todos seamos ilegales, o vivamos por las cuerdas al borde de ser pillados, porque al menos yo creo que el estado de derecho es la única forma en que podemos vivir en sociedad. Pero para todos, no para algunos. Y si no, ningún problema, pero seamos consecuentes si queremos vivir en la ley de la selva, donde gana el más fuerte.

Por ello, reconocer la existencia de esa delgada línea roja no es una egolatría moral como me diría un amigo sicólogo (aun cuando en secreto me ha reconocido que apoya mi teoría), es simplemente reconocer que a veces hay un límite que debemos traspasar si queremos seguir siendo actores sociales, pero así mismo teniendo la cautela de entender que uno la traspasa y debe devolverse, para no perderse en la nube fuera de ese estado de derecho, en donde otros pagan por tus pecados. Claramente hay otros actores que viven traspasando aquella delgada línea, casi por descripción de cargo, como presidentes, gerentes, alcaldes, etc. Pero justamente llegan a ser verdaderos líderes quienes la cruzan solo por fines superiores y no para fines personales. Un muy buen ejemplo de ello se plantea en la película Fail Safe, más antigua que mi madre, pero muy buena demostrando como el presidente de Estados Unidos (Henry Fonda en la versión original) debe tomar una decisión de matar a millones, incluida su esposa (quizás no le costo mucho), para conservar la paz con los soviéticos por un error de una computadora de defensa de los gringos.

Habrá mucha gente que seguirá por la vida indicando a los ilegales y condenándolos a las penas del infierno, pero la masificación de los medios nos ha demostrado con son todos ídolos con pies de barro, desde la mirada sancionadora de la ilegalidad. Creo mucho más honesto reconocer ese hecho, aun cuando sea indemostrable hasta donde es bueno y desde donde afecta a otros. Es al final un asunto personal, y no llamo a la relatividad moral, es simplemente reconocer algo que siempre ha existido. Seamos honestos, consecuentes y coherentes mejor, enseñemosle eso a nuestros hijos, porque todo lo demás es aire.

jueves, 13 de enero de 2011

La Suma de Todos los Riesgos

Si asocian el título de este post con la novela La suma de todos los miedos, si, la idea la saqué de ahí. En todo caso lo único rescatable al menos de la película es justamente el título… nada más. El mismo implica un tema nada menor, porque muchas veces vemos el riesgo como un único todo monolítico y grandilocuente, al cual enfrentamos con medidas para que no ocurra, o al menos su impacto sea el menor posible. Es así como para catástrofes naturales como los terremotos en Chile, tenemos normas especiales y específicas de construcción que debieran proteger la actividad humana ante un riesgo permanente. Debieran, porque ya vimos como no todos las cumplen… Y así en diversas áreas, identificamos los riesgos, preparamos las medidas para mitigarlos, generamos las alertas correspondientes para tomar acciones reactivas en caso que todas las medidas preventivas fallen, etc.

Pero como irán adivinando, no todas las catástrofes son únicas, monolíticas y grandilocuentes como para caer rendidos ante ellas y accionar todos los circuitos de gestión del riesgo. Muchas de ellas son una suma de pequeños eventos que, por pequeños, no avisan ni son percibidos por quienes están llamados a percibirlos. Muchas veces son solo pequeñas negligencias en todas las áreas que al final explotan en grandes titulares en la prensa, la única voz acusatoria a quién todos temen... Pequeñas negligencias que normalmente perdonamos porque ‘hay que mantener la gobernabilidad’, ‘hay que tener espíritu de equipo’, ‘debemos ser empáticos’, o ‘hay que ser respetuosos’, y miles de otras frases acuñadas por los negligentes profesionales. Ejemplos de ello hay muchos y todos bien graves, como la explosión de calle Serrano en Valparaíso, la burbuja financiera de la última crisis económica global, la no alerta de tzunami en el último terremoto en Chile, etc. Y el mayor problema es que al final no hay culpables con nombre y apellido, porque las negligencias ocurren en todos lados, y no podemos responsabilizar solo a uno o dos por las malas decisiones de varios. Y digo malas como eufemismo, porque no me queda claro que sean solo malas… Entonces las investigaciones se diluyen, la prensa pierde interés, aunque los culpables ‘sectoriales’ sean removidos de sus cargos (máxima condena), los procesos o acciones riesgosas y negligentes siguen igual, y todo queda en nada. Es decir, mientras más negligente pueda llegar a ser una sociedad respecto de ciertas materias, más ella vive en una bomba de tiempo de catástrofes venideras. Y ésto no es adivinación, es el mero ejercicio de la razón.

Por ejemplo, la industria de la aviación tiene excelentes métodos para corregir los riesgos de una actividad que por siempre entendemos riesgosa, o al menos de baja tasa de accidentes pero de alto impacto. Por cada accidente investigan hasta el último tornillo perdido a 5 kilómetros debajo del agua, y cuando logran sacar conclusiones en base a reales pruebas científicas, obligan a toda la industria a cambiar aquellas cosas que produjeron la falla. Y eso es muy bueno, porque de verdad pueden decir que aprenden de sus errores, aún cuando demuestren implícitamente que van mejorando en el hacer y en base a fatalidades, algo así como ‘en el camino se arregla la carga’. Y porqué es así cuando cualquiera podría suponer que debieran ser máquinas perfectas ¿? Porque los sistemas son tan complejos que es humanamente imposible entender el todo. No es muy feliz, pero es la triste realidad. En una cultura acostumbrada al pensamiento lineal y al ‘divide y vencerás’ como método de análisis de sistemas complejos, se pierden las relaciones entre las partes cuando el sistema las exige.

Siempre recuerdo el caso del Apolo 13, que quedó a la deriva en el espacio en su misión a la luna, pero que solo termino con éxito en el rescate de los tres astronautas. Un problema muy similar se produjo muchos años después en un vuelo de la TWA en Estados Unidos, que al explotar en el aire mucha gente pensó que se trataba de un misil lanzado por algún grupo terrorista (no podía ser otra cosa ¡!). En ambos casos, un cable que comunicaba un sensor no estaba en buen estado y terminó por cortarse por las vibraciones de las correspondientes naves en vuelo. Y claro, ante el riesgo de falla de un sensor, simplemente se asegura instalando un segundo cable de seguridad para que dicha información no se vea interrumpida. Fácil. Sin embargo, en ambos casos nadie reparo que el recorrido de dicho cable pasaba al lado de elementos altamente inflamables, por lo que cualquier chispa o recalentamiento de ese cable cortado o en mal estado, y a la deriva, terminó por encender la mezcla con los resultados esperados y conocidos. En ambos casos, la industria reparó la falla sistémica en sus naves y nunca más ocurrió en la misma industria. Pero por los mismos problemas descritos, linealidad del pensamiento y ‘divide y vencerás’, la industria de la aviación no supo o no entendió el aprendizaje de la catástrofe del Apolo 13 antes de tener su propia catátrofe.

Entonces, la capacidad de pensar un múltiples dimensiones o al menos no negar la posibilidad de riesgos inminentes donde aparentemente no los hay, es importantísima a la hora de evaluar riesgos menores, porque la suma de ellos puede ser (y ha sido) tan devastadora como los grandes riesgos monolíticos y grandilocuentes. Cada riesgo por muy menor que sea puede multiplicarse millonariamente con otros también menores a la vista de un pensador sistémico o multidimensional, pero pasan completamente desapercibidos para un pensador lineal, porque Nada es Ortogonal. Pero que hacemos ¿? Los denostamos, los tratamos de ignorantes, de alarmistas o de pesimistas, los mandamos de embajadores a Siberia, o a cualquier oficina donde no moleste a nadie, si es que no lo han echado por no contribuir al ‘trabajo en equipo’. “La ignorancia de la ignorancia hace vivir en la seguridad de la propia sabiduría y es fuente de soberbia y a veces de insolencia” (Charles Francoise, Argentino).

Ya es hora que cambiemos el switch. La globalización, el sobre poblamiento y el agotamiento de los recursos naturales nos obligan a pensar mejor, a pensar en múltiples dimensiones, a pensar que Existen los Fantasmas. Ya no basta con respuestas simples para un mundo y una sociedad altamente complejas. Es tan negligente como el que calla cuando tiene que hablar y advertir, es tan criminal como quién no aviso del maremoto cuando la evidencia era clara, porque ‘no hablaba inglés’.