viernes, 21 de enero de 2011

La Delgada Línea Roja

También fue el título de una película, también poco feliz… Pero el concepto es muy potente. Se refiere a aquella frontera legal, moral, social o como quieran llamarle, que separa los actos lícitos de los ilícitos en un concepto amplio, no solo legal. Seamos francos, todos alguna vez hemos traspasado esa frontera, cuando manejamos a más de 120 km/h, cuando nos sacamos un parte con un ‘amigo’, cuando copiamos en un examen, etc. Siempre hay algo que hay que hacer 'a la mala', a lo que debemos recurrir porque sabemos que la vía ‘legal’ no nos sirve y debemos salir si o si del pantano en que nos encontramos. Claro, muchas de esas acciones son completamente inocentes, o ‘mentiras blancas’ como dicen los jóvenes adultos cuando empiezan a criar niños, pero con el tiempo nos vamos acostumbrando a dicha manera de actuar y no nos damos cuenta de donde está esa frontera (o la tornamos inconcientemente muy borrosa para poder dormir tranquilos) y empezamos a creer que todo una justificación válida. Y claro, justamente porque se trata de una ‘delgada línea’ es que vamos olvidando donde estaba demarcada, y cuando ya la cruzaste definitivamente ya no tienes como volver al otro lado de la frontera, lisa y llanamente porque no sabes dónde está.

Entender e internalizar este concepto tiene una importancia enorme, porque quienes no lo practican después andan justificando todo con reduccionismos relativistas o miles de otras formulas dialécticas, aún cuando tienen claro de una u otra forma que está mal, o simplemente no pueden dormir tranquilos. Por eso dicen por ahí que la explicación agrava la falta. Un gran ejemplo es el presentado en la película El Informante, en donde las 7 tabacaleras más grandes de Estados Unidos tiempo atrás declararon no saber si la nicotina inyectada en sus cigarrillos era adictiva, aún cuando tenían plena conciencia de que si lo era, registrado en diversos estudios de sus propios ejecutivos, y de hecho la potenciaban para mejorar las ventas del producto. Para proteger a sus compañías de las potenciales demandas derivadas de la divulgación de dicho conocimiento, hicieron mil y una gestiones para impedir que un ex ejecutivo de una de ellas declarase ante la justicia. No tuvieron piedad para montar una campaña de desprestigio en contra del 'informante', además de amenazas de muerte y otras bainas. Todo por proteger los resultados de sus compañías.

Ser completamente legales en la vida es casi un imposible, creo debemos partir reconociendo eso. No solo por el hecho que es imposible aceptar reglas explicitas e implícitas muchas de las cuales ni siquiera conocemos, sino por toda aquella presión social, familiar y profesional que nos derrumba cuando queremos o tratamos de ser justos y 'legales'. Es cosa de intentar reclamar a un banco, contra un personaje de la vida política, etc., todos sabemos que por las buenas es imposible. Pero ello no es resorte para que todos seamos ilegales, o vivamos por las cuerdas al borde de ser pillados, porque al menos yo creo que el estado de derecho es la única forma en que podemos vivir en sociedad. Pero para todos, no para algunos. Y si no, ningún problema, pero seamos consecuentes si queremos vivir en la ley de la selva, donde gana el más fuerte.

Por ello, reconocer la existencia de esa delgada línea roja no es una egolatría moral como me diría un amigo sicólogo (aun cuando en secreto me ha reconocido que apoya mi teoría), es simplemente reconocer que a veces hay un límite que debemos traspasar si queremos seguir siendo actores sociales, pero así mismo teniendo la cautela de entender que uno la traspasa y debe devolverse, para no perderse en la nube fuera de ese estado de derecho, en donde otros pagan por tus pecados. Claramente hay otros actores que viven traspasando aquella delgada línea, casi por descripción de cargo, como presidentes, gerentes, alcaldes, etc. Pero justamente llegan a ser verdaderos líderes quienes la cruzan solo por fines superiores y no para fines personales. Un muy buen ejemplo de ello se plantea en la película Fail Safe, más antigua que mi madre, pero muy buena demostrando como el presidente de Estados Unidos (Henry Fonda en la versión original) debe tomar una decisión de matar a millones, incluida su esposa (quizás no le costo mucho), para conservar la paz con los soviéticos por un error de una computadora de defensa de los gringos.

Habrá mucha gente que seguirá por la vida indicando a los ilegales y condenándolos a las penas del infierno, pero la masificación de los medios nos ha demostrado con son todos ídolos con pies de barro, desde la mirada sancionadora de la ilegalidad. Creo mucho más honesto reconocer ese hecho, aun cuando sea indemostrable hasta donde es bueno y desde donde afecta a otros. Es al final un asunto personal, y no llamo a la relatividad moral, es simplemente reconocer algo que siempre ha existido. Seamos honestos, consecuentes y coherentes mejor, enseñemosle eso a nuestros hijos, porque todo lo demás es aire.

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