lunes, 27 de septiembre de 2010

Dios, no me des, ponme donde haya…

Desconozco a quién se le ocurrió ésta frase, pero me reí mucho el viernes cuando uno de los contertulios la lanzó sobre la mesa. Muchas veces pasa que algunos personajes caen parados en proyectos de altísima rentabilidad que, a la postre, les hace ganar mucho dinero. Asimismo, muchas veces más pasa que dejamos pasar excelentes oportunidades que a la postre terminaron siendo grito y plata, porque en el momento no creímos en el proyecto. Así es la vida, algunos con suerte, otros con fe, y la mayoría con nada.

El mismo viernes, horas antes, espero haber ‘estado donde habrá’. Por motivos de trabajo visite un proyecto de investigación de generación de energía eléctrica en base a la construcción de una chimenea solar. Se trata de la canalización del flujo de aire caliente proveniente de un invernadero a través de una torre o chimenea, de modo que la masa de menor densidad fluya a través de la misma proveyendo movimiento a turbinas instaladas en su base para la producción de electricidad. El pequeño problema es que el sistema requiere de una chimenea de más de 1.000 metros de altura y de diámetro superior a los 100 metros para generar más de 200 MW. El costo y la ingeniería requerida para su implementación matan cualquier sueño de producción rentable de energía súper limpia. Sin embargo al profesor Jörg Schlaich, alemán creador de la idea, nunca se le ocurrió que la chimenea podía apoyarse en un cerro reduciendo dramáticamente el costo de inversión y permitiendo la ingeniería de la misma, o aprovechar las estructuras de los mismos para construir la chimenea por dentro como los piques mineros.

Pues bien, a un chileno si le ocurrió, patentó la idea y hoy sus hijos se encuentran desarrollándola. Lo que hicieron fue construir a los pies de un cerro de unos 200 metros de altura, un invernadero de unos 300 m2, sobre el cual apoyaron una chimenea de material plástico de un metro de diámetro aproximadamente, a través de la cual fluye el aire caliente desde el invernadero hasta la cima del cerro. En la conexión del invernadero y la chimenea, pusieron una turbina, la cual actualmente genera unos 3 KW. El costo de toda la implementación fue de US$6.000.- Si, obviamente apenas alcanzaría para encender las ampolletas de una casa, pero miren las posibilidades… ¡!

El sistema funciona, eso es lo importante, y significa que cualquier ampliación solo consiste en multiplicar. Si queremos generar, por ejemplo, 2.300 MW como el caso del próximo proyecto polémico de generación termoeléctrica “La Castilla” en la tercera región, estaríamos hablando de ampliar en 766.667 veces el piloto de la chimenea solar. Unos 4.600 millones de dólares, muy parecido a la inversión que se realizará en el proyecto termoeléctrico. Veamos si es posible.

La energía que entrega el flujo de aire es lineal respecto de la altura de la torre, y cuadrática respecto del diámetro de la chimenea. Por lo tanto, elevando la chimenea a 2.000 metros y ampliando el diámetro de la misma a 140 metros, nos permitirían generar 2.352 MW. ¿Imposible? En Chile tenemos infinidad de cerros sobre los dos mil metros de altura, y en la cordillera de Copiapó hoy estamos taladrando chimeneas de 700 metros de altura para rescatar a los 33 mineros. Por lo tanto, si acomodamos la idea original de construir una chimenea como pique minero al interior de un cerro, podemos llegar a esa altura haciendo un gran orificio de 140 metros de diámetro, o varios menores en un arreglo equivalente de menor costo. En la base del cerro, se construyen otros túneles ascendentes, que aportarían como afluentes de río a la chimenea principal, en donde se instalarían las turbinas y fuera de ellos los invernaderos que calienten el aire para cada turbina. El sistema no requiere de materias primas para su operación, como carbón o petróleo, y su mantenimiento es de bajísimo costo. En teoría, si nada falla, simplemente se construye y se deja operando a cero costo. Este sistema no genera deterioro del ecosistema, por lo que su operación está asegurada por muchísimos años, y es prácticamente invisible al ojo humano y en efectos sobre el medioambiente, por lo que su impacto es casi nulo.

Obviamente éstos cálculos son muy optimistas y simplistas, pero el hecho de que con ingeniería existente podríamos llegar a producir los mismos 2.300 MW de la central “La Castilla” con un sistema como el planteado indica que, al menos, vale la pena investigarlo más a fondo. Y en eso están, investigando. Ojala sea el futuro de la generación eléctrica, la misma que facilitará el desarrollo de un país competitivo, usando ventajas comparativas como nuestras cordilleras y la radiación solar en el norte. Y ojala Dios me haya puesto donde habrá, pero deberé al menos volver a misa todos los domingos.

2 comentarios:

  1. Si se está patentando, la pregunta obvia es cuál es la oportunidad para quienes no participamos de ese proceso de apropiación del conocimiento?

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  2. parece muy potente la idea, el sector presenta importantes expectativas de crecimiento,la variable ecológica no es menor, vale la pena invertir en mejorar la productividad del método, o dicho de otro modo cómo hacemos que sea factible y rentable a la vez, interesante...., pero ¿no habremos llegado tarde?

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