lunes, 6 de septiembre de 2010

The Matrix

Negar hoy la fragilidad de la matriz energética del país sería simplemente torpe. Pero a la hora de hacer un análisis de la crisis, debemos entender que ese es un problema bien distinto a otros complementarios que aparecen frecuentemente en la discusión, como cual fuente de energía queremos explotar como país, cuanto respeto a los diversos grupos de interés (incluyendo inversionistas y medioambientalistas) debemos observar, cuanto como usuarios estamos dispuestos a pagar en la cuenta mensual, y claramente quién y cómo se toman las decisiones en ésta materia. Lamentablemente estos y otros temas se viven mesclando en el mismo saco imposibilitando ver el bosque tras del árbol para encontrar soluciones óptimas. La suma de temas complementarios solo demuestra la incapacidad que hemos tenido como país de abordar las diferentes aristas que involucra la crisis, de momento que todas son preguntas validas y sin resolver. Entonces cual es el verdadero problema, la falta de energía eléctrica o la falta de voluntad para resolver el conflicto ¿? La percepción que tenemos de que en un futuro cercano la oferta escaseará, es solo un síntoma que indica la falta de políticas y procedimientos adecuados para encontrar la mejor vía de desarrollo de la matriz, entendiendo por mejor aquella que a una gran mayoría deje conforme, porque estamos hablando en general de la explotación o contaminación (de cualquier tipo) de recursos de todos los chilenos. Solucionar el síntoma, como hemos hecho al menos los últimos 20 años, solo traslada el problema real hacia un futuro cercano.

De chico vengo escuchando que el mercado todo lo resuelve, y en la práctica he visto de una u otra forma que así es. Y eso significa claramente que cuando escasee nuevamente la oferta, aumentará el precio de la energía, hará más atractivo el negocio privilegiando el desarrollo de nuevos proyectos de generación, aumentando en el tiempo la oferta y rebajando compensatoriamente su costo hasta un nuevo ‘precio de comodidad’, terminando con ello el circulo desestabilizador. Pero el problema es que una central eléctrica no se construye de un día para otro, se requiere de un largo periodo de tiempo mientras se hacen los estudios de factibilidad, se resuelven los potenciales impactos ambientales, se diseña, se construye y se pone en marcha. Varios años, en los cuales la demanda seguirá creciendo y la oferta seguirá escaseando… Entonces como lo solucionamos ¿? Como dicen los economistas, creando los incentivos adecuados para que el mercado invierta en proyectos de generación eléctrica. El problema es que en el intertanto aparentemente los incentivos no son los suficientes, los inversores quieren mayores garantías, y los proyectos no se desarrollan, como si pudiéramos regodearnos. Finalmente el único incentivo que funciona es la urgencia de mayor capacidad de generación, sembrándose desde el propio estado el terror de la falta de energía a través del discurso del racionamiento y finalmente de los cortes, flexibilizando los controles y finalmente aceptando cualquier proyecto que se nos presente, aún cuando el mismo deje bajo cientos de metros cúbicos de agua ancestrales cementerios mapuches o contaminando playas declaradas como santuarios de la naturaleza.

Es decir, si cada vez que se nos avecina este problema terminamos enfrascados en la misma histeria, algo falla en el modelo de la oferta y la demanda, o quizás dejar que el mercado decida no es viable cuando se trata de ajustar sistemas tan complejos ante la presencia de una perturbación. Debido a los fuertes retrasos de los círculos compensadores de inversión en proyectos de generación eléctrica, el mercado no opera efectivamente ni menos puede dejar a todos conformes porque no le corresponde. Entonces la única solución viable es la planificación sistémica del desarrollo de la matriz, la cual no opera a través de incentivos que dejan a voluntad de los capitalistas la decisión, sino que requiere de programas, acuerdos y plazos del conjunto de la sociedad civil. Y en este razonamiento no hay ningún mensaje político, es solo el ejercicio de la madurez de las sociedades para resolver problemas de alta complejidad sistémica, como este, que no solo involucra la oferta y la demanda como un mero acto transaccional, sino que también el respeto al medio ambiente, la competitividad del país, la seguridad, la educación, etc.

Si es la propia sociedad civil la que en definitiva introduce éstos elementos que hacen que el mercado no pueda operar, entonces es ella misma la llamada a planificar y desarrollar dicha matriz energética. Y la sociedad civil está de una u otra forma representada por el gobierno como poder ejecutivo del Estado. Es decir, el país ya implementó una vez este proceso en época de los gobiernos radicales a través de la CORFO, lo cual desgraciadamente fue desmantelado en función de favorecer el libre mercado. Pero, qué hubiera sucedido si en ésa época hubiésemos dejado la decisión al mercado a través de incentivos ¿? A lo mejor el país tendría un PIB muchísimo menor de momento que no tendría la actual capacidad de generación. O peor, a lo mejor tendríamos un PIB del doble del actual si por ejemplo hubiésemos aceptado en esa época el uso de energía nuclear (en el entendido que no habría sido tema, simplemente se hubiese hecho). Nadie lo sabe porque el dato de la causa es que se hizo en su oportunidad y operó tal cual hoy lo conocemos.

Para no pecar de estatista, declaro de inmediato que me interesa bien poco quién opere y administre la generación en el largo plazo. Seguramente los privados son mucho más eficientes en su administración, de momento que no utilicen el poder que se les entrega para la especulación. En el entendido que el Estado somos todos los ciudadanos que lo componemos, y que la operación democrática asegure representatividad a todos los grupos interesados, solo él tiene la llave de la solución óptima. Así como hoy la CORFO se encuentra alentando la innovación y el emprendimiento, de momento que podría transformarse en la llave para el tan buscado desarrollo, y que el mercado y sus reglas implícitas no pueden incubar una actividad tan incipiente, creo que debemos volver al mismo principio respecto de la generación de la energía eléctrica, porque los patrones son los mismos. Y porque si vuelve a escasear la energía, quizás ni siquiera tendré el espacio de volver a bloguear…

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