miércoles, 29 de diciembre de 2010

El poder de los Sueños

Lejos de ser un artículo esotérico o de ayuda personal, quiero desarrollar cuál creo es uno de los mayores motivadores para llevar adelante un proyecto novedoso, lo que finalmente de una u otra forma nos permite pasar de la idea al invento, y de ahí a la innovación (entendida como un invento llevado a gran escala), lo que en alguna literatura se conoce como la tecnología de componentes.

Hace unos días, y ante el reclamo insistente de mi familia, vi por enésima vez la película Cielo de Octubre, que cuenta la historia de un grupo de estudiantes en Coalwood, Virginia Occidental, un perdido pueblo de Estados Unidos a fines de 1950, amantes de la ciencia ficción y obsesionados con construir un cohete para llegar a la luna. Basada en un hecho real, es muy interesante ver como este grupo de amigos con muy pocos recursos logran finalmente lanzar un cohete a escala de prototipo con cierto control de vuelo, a la par y motivados justamente por el lanzamiento del Sputnik soviético. Es decir, tuvieron que inventar las tecnologías de componentes necesarias para llevar a cabo su sueño, ya que dicho campo de investigación recién se estaba desarrollando por las superpotencias. Y claro, considerando que en esa época no había Internet ni nada que se le parezca, podemos decir con cierta propiedad que lo que lograron fue completamente novedoso, por mucho que algunos años más tarde USA haya finalmente lanzado su primer cohete al espacio. Se imaginan si esos chicos hubiesen golpeado las puertas de alguna compañía para pedir apoyo para su proyecto a gran escala ¿? Cual habría sido la respuesta ante esa solicitud ¿? De seguro, que si estaban locos, que (literalmente) estaban hablando de “ciencia de cohetes”.

Producto de esa película, me puse a pensar también en los proyectos V1 y V2 de los nazis a fines de la segunda guerra mundial. Independiente del fallido ‘time to market’ del proyecto, que seguramente hubiese cambiado el rumbo de la guerra, es otro caso de un proyecto en donde también debió desarrollarse la tecnología de componentes necesaria para lograr el objetivo. Y aunque suene diabólico, podemos decir que la perseverancia de llevar la idea a la práctica no fue gratuita, fue fruto del sueño de Hitler de dominar el mundo. En fin, hay muchas historias llevadas a la pantalla grande que contienen el mismo mensaje de la persecución alocada e irracional de un sueño. Pero como sistematizamos esa búsqueda de un sueño en algo menos etéreo y más cuantificable para poder aplicarlo en los procesos de innovación ¿? Claramente no se puede, pero lejos de ser una mala noticia, debe indicarnos que no todas las fuentes motivadoras de la innovación pueden ser medidas para poder ser administradas, y claramente demuestra que de una u otra forma intentar imponer métricas al proceso creativo no es más que eso, un intento, y que la base para el desarrollo de la creatividad es, de una u otra forma, fruto del espíritu, de la conjunción de los planetas, o de todas aquellas cosas que nos caracterizan como seres humanos pero que siempre negamos a la hora de la ‘racionalidad corporativa’.

Pero si se puede. En efecto los V1 y V2 volaron con su diabólica carga, los gringos (suponemos) llegaron a la luna, los hermanos Wright alzaron el vuelo con madera y género, y los jóvenes de Coalwood lanzaron al cielo su prototipo. Y cuál fue el combustible en todas esas innovaciones ¿? La capacidad que tenemos como raza de resolver los problemas que la falta de tecnologías de componentes nos impone cuando perseguimos un sueño. Y que, traducido correctamente al lenguaje corporativo, debiese decir que mientras tengamos una idea posible aun cuando no exista la tecnología para llegar al objetivo, la idea es factible y, por ello, se puede trazar el camino para cumplirla, aún cuando haya que buscarlo afanosamente. Es más, es cosa de mirar la historia del hombre para entender que muchas empresas que parecían imposibles han tenido éxito, y ya debiésemos haber aprendido al respecto. Entonces la respuesta a la pregunta ¿Puede el hombre viajar a otros planetas? ya no debe ser ¡Imposible!, sino que ¡Aún no existe la tecnología de componentes para ello!

Entonces, ya no podemos decir que hay imposibles, que no gastemos neuronas, que la falta de imaginación es razón suficiente, sino que debemos prepararnos para ver el mundo de lo posible y preparar las tecnologías necesarias para hacer posible esos sueños. Más aún si tenemos claridad respecto de los ‘time to matket’ de nuestros productos y servicios, debemos pensar en todo aquello que será posible en el mediano y largo plazo, y preparar nuestras estrategias para llegar a esos nuevos mercados en el momento justo. Así, la innovación deja de ser el arte de crear cosas nuevas, y debe desarrollarse hacia un enfoque en donde ubicamos el destino antes de conocer el camino a recorrer, porque siempre podremos construir ese camino.

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